viernes, 25 de mayo de 2012

Busqueda y Adiccion - 4ta. parte


Adicción y evasión

La experiencia nos enseña que quien busca, debe poner el mayor empeño en la búsqueda; requiere gran cautela ya que debe observar cielo y tierra al mismo tiempo, si mientras corre detrás de supuestas metas no quiere perder el “objeto” de su búsqueda, ya que con frecuencia ni siquiera tiene todavía una clara imagen de él.

Evasión y fugacidad determinan la adicción; la atención y el adecuado ritmo del movimiento caracterizan la búsqueda. Sea cual fuere la causa de la evasión y quizás la haga imprescindible para la vida, es la resultante de una presión interna o externa. Es notable la manera en que la conducta de la adicción casi siempre está acoplada con una evasión específica. A partir de una profunda nostalgia, la adicción seduce para la evasión de la búsqueda que, por sus pretensiones, esfuerzos y padecimientos, requiere del hombre precisamente aquellas fuerzas destruidas por los sustitutos de fuerza que provee la adicción de estimulantes.

Los anhelos no cumplidos, que no logran realizarse en el camino de la búsqueda y del arrebatarse concretas posibilidades de acción, se conglomeran en un poderoso torbellino de evasión, al que satisface el torrente de todas las sustancias estimulantes y causantes de adicción que prometen felicidad a corto plazo. La mera retrospección a un solo día nos puede dar una idea duradera de los múltiples subterfugios e intentos de evasión, aparentemente solo ínfimos, y de la agitación y ansiedad – como si se tratara de una fuga-, que dominan a muchos de nosotros. Sea la evasión hacia el trabajo, con la que intentamos olvidar nuestras preocupaciones privadas, o quizás sea la evasión a los hábitos del llamado tiempo libre en la sociedad de consumo, con los que nos engañamos respecto a nuestra realidad de vida; en ambos casos vamos a parar a una situación que contradice fundamentalmente el principio de búsqueda aquí insinuado. Tal “desacierto” por lo menos contribuye a fortalecer la predisposición a la adicción. Tarde o temprano nos hará indefensos frente a la intervención de lo material o sensorial que nos debilita, en lugar de permitir que nos fortalezcamos. Muchas veces recién reconocemos la adicción como desvió de la evasión, cuando sin ayuda externa ya son inalcanzables tanto el camino de retorno como un nuevo comienzo.